martes, 25 de agosto de 2015

La adolescencia (etapa de la maduración; juveniles, 16-18 años de edad)

Los procesos de crecimiento se vuelven más lentos y dan paso a la maduración física.
La capacidad de rendimiento corporal alcanza el nivel de ladulto, con las excepciones de la fuerza máxima y,de la resistencia de velocidad. El asentamiento y la fijacién definitivos de las capacidades mentales y psíquicas dan pie a la especialización deportiva:del joven.
La objetividad y la capacidad de tolerancia marcan la transición hacia la personalidad adulta y madura.

Con el concepto de adolescencia nos referimos a la época del asentamiento completo y final de todos los rasgos corporales, mentales y psíquicos de la personalidad.
La apariencia externa recuerda ya en gran medida a la del adulto. No obstante, esta fase de Ia maduración debe incluirse aún entre los años de desarrollo. Es en estos años de transición hacia la edad adulta cuando se completa la maduración corporal. El crecimiento de la estructura ósea y del sistema musculoligamentario suele continuar en la misma tónica de descenso progresivo de la velocidad hasta concluir la segunda década de la vida. Sólo a partlr de este momento podemos hablar de una condrificación plena y de una consolidación de la estructura ósea.
Con la maduración plena, previa a la vida adulta, la movilidad de los procesos nerviosos sufre también una consolidación creciente. La interacción entre nervios y músculos apenas se puede mejorar a través del entrenamiento.
No obstante, durante esta época de transición el joven se sigue mostrando capaz de aprendizaje en el ámbito del comportamiento motor (coordinación). Esto puede explicarse por el marcado asentamiento de las capacidades mentales, que permiten comprender secuencias motoras más complicadas y llevarlas a la práctica en fragmentos de movimiento aislados. 

Capacidad de asumir carga
 
Durante muchos años se han expresado dudas sobre esta capacidad de carga plena del joven en 1os últimos años de la juventud, previos a la maduración plena y la vida adulta.
Así se explica que estos años de vida del adolescente se clasifiquen a menudo dentro del final de la
2a fase de desarrollo puberal.
Las investigaciones de la medicina deportiva en las dos últimas décadas han mostrado claramente que el joven de 17 y 18 años puede hacer frente sin problemas a un entrenamiento de alto rendimiento, tal como lo efectúan los adultos, sin riesgos para su salud. Las dos únicas excepciones son en este punto el entrenamiento de la fuerza máxima (los huesos y músculos están aún madurando) y de la resistencia de la fuerza (reservas energéticas aún menores,que suponen pérdida de sustancia más rápida y necesidad de fases de recuperación más largas.

Especialización
Las capacidades mentales y psíquicas pasan también por su asentamiento definitivo en esta época de transformación del joven en adulto, alcanzando ya el nivel de este último.
El joven jugador comienza a especializarse definitivamente, sobre la base de sus virtudes técnicas y tácticas adquiridas durante su etapa de desarrollo y de su adecuación a tareas y posiciones concretas. Hablamos pues de la adolescenciá como época de la individualización deporliva.
A menudo vemos cómo jugadores aún incompretos son obrigados a adoptar rores de equipo fijos y tareas vinculadas con Ia posición debido a mentalidades unilaterales, pend¡entes únicamente del éxito, y a un entrenamiento de fundamentos mal entendido. En medio de su desarrollo deporlivo general su formación les convierte ya en especialistas. Con la especialización precoz se escat¡ma a estos jóvenes jugadores un tiempo impodante, y se res priva de la oportunidad de fundamentar y asentar todas las destrezas y capacidades deporlivas de manera multifacética. Considerados como talentos durante el paso a la edad del alto rendimiento, posteriormente sólo podrán cumplir un papel determinado o cubrir una pos¡ción determinada en el equipo. De esta forma se reduce considerabremente su capacidad de
rendimiento y su valor para un equipo de fútbol.
Estas condiciones desfavorables afectan, por ejemplo, al alevÍn de gran capacidad de rendimiento, colocado como líbero por el deseo de seguridad de su entrenador: en el juego rendirá relativamente poco en cuanto a su trabajo de carrera. o bien, de igual modo, afectan a  un benjamín que aún no entrena ni juega lejos de la portería. Dados los actuales sistemas  de juego, el joven encuentra escaso margen para su libre desarrollo, reservado según la noción clásica del sistema 4:3:3 para la línea atacante externa, el extremo


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